Mi viaje a Disneyland París de 5 días desde Sevilla (parte I)

2 / febrero / 2024

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Mi viaje a Disneyland París de 5 días desde Sevilla (parte I)

2 / febrero / 2024

Cómo ver París y Disneyland en 5 días con niños, muchos niños (parte I)

Cuando el pasado mes de mayo mi hijo hizo la comunión, ya sabíamos mi marido y yo que el regalo que más ilusión le haría sería su primer viaje a Disney. Y digo primer viaje, porque después de cómo fue la experiencia, volveremos a repetir ¡seguro! Su cara de sorpresa y alegría cuando se lo dijimos no se nos olvidará nunca. Os voy a contar en este artículo cómo fue nuestro viaje a Disneyland París de 5 días desde Sevilla, nuestra ciudad. Espero que os sirva de ayuda para los que estéis pensando o planificando vuestro viaje a uno de los destinos más mágicos de Europa.

Mi marido y yo ya conocimos este parque temático en un viaje que realizamos cuando éramos novios, pero aún no nos habíamos decidido a ir con los niños. Aprovechamos esta ocasión tan especial para viajar a París con ellos y vivirlo de otra manera. La ilusión que despierta Disney entre los niños es tal, que sus amigos, al enterarse de nuestro planes, decidieron que también querían ir con nosotros, por lo que se pusieron manos a la obra para convencer a sus padres que, por supuesto, también estaban deseando. Así que lo que en principio iba a ser un viaje familiar de cuatro personas, acabó siendo casi una aventura de 21 personas, con niños de diferentes edades (de 8 a 14 años). Aunque pudiera parecer una locura (yo misma lo pensé), fue una de las experiencias más bonitas y más divertidas que hemos vivido. Repetiría sin dudarlo.

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La organización de nuestro viaje a Disneyland París

Para realizar este viaje nos pusimos en contacto con una agencia de viajes para que nos lo organizara. Éramos demasiadas personas para ponernos de acuerdo para planificarlo por nuestra cuenta, porque iba a ser un poco caos, así que lo dejamos todo en manos de una agencia de viajes especializada en Disney. Queríamos una fecha que no estuviera en temporada alta para que nos saliera más económico y se adaptara a los presupuestos de las cinco familias, y un alojamiento que no dañara mucho nuestros bolsillos, pero en el que sintiéramos la magia Disney.

La agencia nos ofreció el puente de la Hispanidad en el mes de octubre como la mejor opción ya que contábamos con 5 días para poder hacer el viaje a Disneyland París, por lo que podíamos aprovechar uno de ellos para visitar París. Decidimos que el primer día de nuestro viaje lo dedicaríamos a la capital francesa y el resto a disfrutar sin prisas de los parques temáticos.

Teníamos claro que iríamos en avión y en vuelo directo Sevilla-París. Respecto al alojamiento, la agencia nos ofertó en París un hotel de 4 estrellas que para nuestra sorpresa estaba bastante bien situado por su precio, ya que se encontraba muy cerca del Sena y de la Torre Eiffel. En Disney, elegimos el Hotel Santa Fe, el hotel más económico de los Hoteles Disney. El paquete era hotel más entradas. Decidimos que para contar con una cierta tranquilidad a la hora de las comidas, contrataríamos una media pensión estándar, que incluía hasta 35 restaurantes de servicio rápido, servicio en mesa y buffet. Incluimos en el presupuesto los traslados y un seguro de asistencia y anulación.

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Salida en avión desde Sevilla y llegada a París

Nuestro vuelo salía el sábado a las 6 de la mañana. Tocaba madrugar. Queríamos aprovechar el día al máximo así que a las 4 ya estábamos los 21 en el aeropuerto muy nerviosos y súper ilusionados. Imaginaros a once niños esperando coger el avión para nuestro viaje a Disneyland París. Nada más por ver sus caritas en ese momento, aquello merecía la pena.

Escogimos una aerolínea francesa con la que no tuvimos ningún problema. Fue un vuelo de más de dos horas bastante bueno. Llegamos temprano al aeropuerto de Orly. Allí nos esperaba la empresa de traslados. Tres furgonetas nos llevaron hacia París. Tras hacer el cheking en nuestro hotel, comenzamos nuestra ruta por la ‘Ciudad de la Luz’.

Tour por París en un día: la Torre Eiffel, primera parada

Nuestra estancia en París había sido más o menos planeada. No teníamos demasiado tiempo para poder ver una de las ciudades más bonitas del mundo, así que decidimos primero subir a la Torre Eiffel, ya que a los niños les hacía ilusión, y el resto del día dedicarlo a pasear y ver la ciudad.

Con las entradas ya compradas de antemano, allá que nos plantamos todos en la base de la Torre Eiffel para subir por las escaleras, ya que no pudimos conseguir para ese día y a esa hora entradas para el ascensor. Cada uno llegó al nivel que le permitió su estado de forma, por supuesto. Los niños disfrutaron corriendo por las escaleras y más de una madre casi nos dejamos la garganta diciéndoles que fueran despacio. Muchas fotos (sobre todo de los preadolescentes que llevábamos, que no se dejaron atrás ni un selfie) y unas vistas maravillosas en este impresionante símbolo de París.

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París en barco y un paseo por sus calles

Tras hacernos la típica foto a las pies de la Torre Eiffel y en los Jardines del Trocadero, cogimos el ‘Batobus’, un barco que funciona como un autobús y que te permite navegar por el río Sena bajándote y subiéndote en sus nueve paradas, situadas cerca de puntos importantes de la ciudad, tantas veces como desees.

La verdad es que aprovechamos poco el paseo ya que nos bajamos en la parada de Notre Dame, que estaba cerca. Allí vimos por fuera esta impresionante catedral y nos dispusimos a seguir con nuestro camino. El hambre comenzaba a apoderarse de los estómagos de todos, sobre todo, de los más pequeños, así que decidimos parar para comer algo en uno de los famosos bistró.

Continuamos nuestro paseo hasta llegar a la famosa pirámide de cristal que da acceso al Museo del Louvre. Allí descansamos un rato en esa bonita plaza y seguimos nuestro recorrido por los Jardines de las Tullerías, la plaza de la Concordia, con su obelisco, para continuar por los Campos Elíseos.

El cansancio ya empezaba a notarse, por el madrugón que nos habíamos dado. Se nos acababa el día y nos habían quedado muchísimas cosas por ver de la ciudad. Sin embargo, nos sentíamos satisfechos. Nuestra última parada, el Arco del Triunfo. Allí concluía nuestro recorrido turístico. Cena en el MacDonald’s (no teníamos fuerzas para buscar más opciones) y en metro, de vuelta al hotel. Pudimos contemplar a nuestra llegada a la Torre Eiffel de noche, con unas luces brillantes. Es una imagen muy bonita que no debes perderte. Compramos unos souvenirs. Imposible marcharse de allí sin una réplica pequeña de la Torre Eiffel.

El día había sido largo. Esa noche nos despedíamos de París. A los adultos nos supo a poco, pero los niños ya sólo tenían en su mente un pensamiento, Disneyland.

Camino a Disneyland París con la máxima ilusión

Tocaba de nuevo levantarse temprano. Desayuno en el hotel y salida hacia Disneyland París. Las tres furgonetas nos esperaban para llevarnos a nuestro esperado destino. Una hora en coche y ya estábamos en la puerta del Hotel Santa Fe. Sólo hubo tiempo para dejar nuestras maletas y salir corriendo a coger el servicio de autobús que Disney pone de forma gratuita para los huéspedes de sus hoteles.

Nuestra primera impresión al llegar al parque fue de sorpresa y felicidad

Teníamos claro que el primero de nuestros cuatros días en Disneyland París lo íbamos a dedicar al parque Disneyland. Había colas, pero también mucho personal para el acceso, así que entramos rápido. Era la hora en la que Mickey Mouse daba la bienvenida a los recién llegados. La experiencia de entrar por Main Street USA, una calle inspirada en una ciudad norteamericana de principios del siglo XX, es impresionante. Una reproducción perfecta de edificios y tiendas que te hacen sentir estar en otra época. Ese es el objetivo de Disney, que vivas en sus parques experiencias únicas y te sientas como en otro mundo. Con nosotros cumplieron su propósito. Nuestras caras fueron de sorpresa y felicidad cuando vimos de fondo el famoso Castillo de la Bella Durmiente. Por fin estábamos en Disneyland.

Tomamos en la plaza el tren con el que puedes hacer un pequeños recorrido por el parque, para ir abriendo boca. Nada más bajar, tenéis dos opciones: ir por la calle principal, sin perder de vista el Castillo, o recorrer las galerías laterales, que merecen la pena ver por su impresionante decoración con obras de arte y fotografías.

La aplicación de Disneyland París, una gran ayuda

Comenzaba nuestra sesión de fotos con el Castillo, sesión que por supuesto, duró poco. La impaciencia de los más pequeños por probar las atracciones nos hizo posponer este momento para más tarde. No teníamos planificado con mucha rigurosidad lo que íbamos a ver cada día, la verdad. Íbamos improvisando, sobre todo, según lo que veíamos en la aplicación para el móvil de Disneyland París. Nos fue bastante útil ya que nos indicaba los tiempos de espera y los horarios de los espectáculos en tiempo real. Si había alguna atracción que nos llamara la atención y tenía poco tiempo de cola, allá que corríamos. Sí, porque no sé el motivo pero, inconscientemente, si no se va corriendo, se va con paso muy rápido.

No sé cómo, con los nervios del momento, acabamos montados en los Piratas del Caribe. Nuestra primera atracción. Nos encantó todo el ambiente que la envuelve, en penumbra y con la diversión que proporcionan un paseo (bueno, con algún pequeño descenso) en barco por unas cuevas, una guarida pirata y una búsqueda del tesoro.

Nada más salir, el ruido de la música nos dirigió a la plaza que está delante del Castillo. Era la hora de la cabalgata. Impresionantes el vestuario, las canciones y la coreografía de sus bailes. Nos encantó. Imposible no moverte al ritmo de la música.

Un segundo día intenso en nuestro viaje a Disneyland París

La Cabalgata nos dejó un buen sabor de boca. Aprovechamos ya que estábamos allí para hacernos una y mil fotos (solos, con los amigos, con la familia, etc) delante del Castillo. Después, a perdernos un poco en el laberinto de Alicia en el País de las Maravillas. Comimos en un bar de perritos calientes ambientado en el mundo del béisbol, el Casey’s Corner.

Ya por la tarde, dimos unas vueltas en el bonito Carrousel de Lancelot. En esa misma zona, Fantasyland, se encuentra la atracción del Vuelo de Peter Pan, que les gustó, sobre todo a los más pequeños. Nos resultó un poco corta, pero eran bastantes bonitos los decorados que se veían mientras vuelas. Similar, pero de otra temática, fue los Viajes de Pinocho, pero en lugar de naves eran coches de madera.

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Visitamos las galerías del Castillo de la Bella Durmiente y bajamos hacia la guarida del dragón, un lugar que no suele ser visitado demasiado, pero que resulta curioso por las dimensiones del dragón. Muy cerca se encuentra el Pabellón de las Princesas que dejamos para el día siguiente porque se acercaba la hora del espectáculo del Castillo. Nos recomendaron ir muy temprano para coger un buen sitio donde verlo sin que nada te obstaculice la visión. Y llevan razón. Llegamos con tiempo y pudimos verlo sin problemas. Había gente, pero no sentías agobio. Eso sí, a los más pequeños tuvimos que cogerlos en brazos.

La verdad es que es un gran colofón a un día en Disneyland París. El juego de luces, las canciones, la música, los drones y los fuegos artificiales son un gran broche de oro a una jornada en este parque. Es difícil describirlo. Hay que verlo. Nos propusimos que si en los días siguientes terminábamos pronto de ver las atracciones que queríamos, lo volveríamos a disfrutar, cosa que no sucedió. Todavía nos quedaba mucho por ver.

Para finalizar, cenamos en Disney Village, donde el mundo Disney continúa de noche

A pesar de que salimos todo el mundo a la vez, pudimos salir sin aglomeraciones. Ya tocaba cenar y aprovechar nuestra media pensión. Nos acercamos a Disney Village, una zona de ocio y restaurantes que se encuentra ubicada entre la entrada de los dos parques y que se mantiene abierta cuando estos cierran. Cuenta además con cines y tiendas, pero dejamos nuestro paseo por esta zona para otro día y cenamos en New York Style Sandwiches, restaurante de comida rápida. Hoy tocaba disfrutar de las sensaciones de nuestro primer día en Disneyland París. Ya buscaríamos variar nuestro menú en otro momento. Cogimos el bus de vuelta al hotel y a descansar. Fue un día de muchas emociones y muchas ganas de querer verlo todo. Hay que coger fuerzas. Mañana será un nuevo día.

En Tuviajedisney.com creamos un viaje adaptado a ti

Este viaje a Disneyland París que os estamos contando es uno de los muchos viajes a los parques Disney que hemos vivido todos los que formamos parte de Tuviajedisney.com, una agencia de viajes especializada en viajes a Disney y con más de 12 años de experiencia en el mundo del turismo. Al hecho de que nos encante visitar los parques temáticos del universo Disney, se une nuestro interés por ofrecer un producto que conozcamos de primera mano para poder hacerles a los clientes las mejores recomendaciones posibles.
Éste ha sido un viaje a Disneyland París de cinco familias con niños, que podría ayudarte en la planificación del tuyo pero, con nosotros, tú puedes adaptar tu viaje a tus necesidades (más o menos viajeros, hoteles Disney o apartamentos, avión o tren, con régimen de comida o sin él…). Ofrecemos presupuestos 100% personalizados a los parques Disney de París o de Orlando (Florida). Somos conscientes de que hay más parques Disney repartidos por el mundo, pero sólo vendemos lo que conocemos. Si quieres llamarnos, te planificaremos un viaje totalmente adaptado a ti y preparado con todo lujo de detalles. Contacta con nosotros y te realizaremos un presupuesto.

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Cómo ver París y Disneyland en 5 días con niños, muchos niños (parte I)

Cuando el pasado mes de mayo mi hijo hizo la comunión, ya sabíamos mi marido y yo que el regalo que más ilusión le haría sería su primer viaje a Disney. Y digo primer viaje, porque después de cómo fue la experiencia, volveremos a repetir ¡seguro! Su cara de sorpresa y alegría cuando se lo dijimos no se nos olvidará nunca. Os voy a contar en este artículo cómo fue nuestro viaje a Disneyland París de 5 días desde Sevilla, nuestra ciudad. Espero que os sirva de ayuda para los que estéis pensando o planificando vuestro viaje a uno de los destinos más mágicos de Europa.

Mi marido y yo ya conocimos este parque temático en un viaje que realizamos cuando éramos novios, pero aún no nos habíamos decidido a ir con los niños. Aprovechamos esta ocasión tan especial para viajar a París con ellos y vivirlo de otra manera. La ilusión que despierta Disney entre los niños es tal, que sus amigos, al enterarse de nuestro planes, decidieron que también querían ir con nosotros, por lo que se pusieron manos a la obra para convencer a sus padres que, por supuesto, también estaban deseando. Así que lo que en principio iba a ser un viaje familiar de cuatro personas, acabó siendo casi una aventura de 21 personas, con niños de diferentes edades (de 8 a 14 años). Aunque pudiera parecer una locura (yo misma lo pensé), fue una de las experiencias más bonitas y más divertidas que hemos vivido. Repetiría sin dudarlo.

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La organización de nuestro viaje a Disneyland París

Para realizar este viaje nos pusimos en contacto con una agencia de viajes para que nos lo organizara. Éramos demasiadas personas para ponernos de acuerdo para planificarlo por nuestra cuenta, porque iba a ser un poco caos, así que lo dejamos todo en manos de una agencia de viajes especializada en Disney. Queríamos una fecha que no estuviera en temporada alta para que nos saliera más económico y se adaptara a los presupuestos de las cinco familias, y un alojamiento que no dañara mucho nuestros bolsillos, pero en el que sintiéramos la magia Disney.

La agencia nos ofreció el puente de la Hispanidad en el mes de octubre como la mejor opción ya que contábamos con 5 días para poder hacer el viaje a Disneyland París, por lo que podíamos aprovechar uno de ellos para visitar París. Decidimos que el primer día de nuestro viaje lo dedicaríamos a la capital francesa y el resto a disfrutar sin prisas de los parques temáticos.

Teníamos claro que iríamos en avión y en vuelo directo Sevilla-París. Respecto al alojamiento, la agencia nos ofertó en París un hotel de 4 estrellas que para nuestra sorpresa estaba bastante bien situado por su precio, ya que se encontraba muy cerca del Sena y de la Torre Eiffel. En Disney, elegimos el Hotel Santa Fe, el hotel más económico de los Hoteles Disney. El paquete era hotel más entradas. Decidimos que para contar con una cierta tranquilidad a la hora de las comidas, contrataríamos una media pensión estándar, que incluía hasta 35 restaurantes de servicio rápido, servicio en mesa y buffet. Incluimos en el presupuesto los traslados y un seguro de asistencia y anulación.

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Salida en avión desde Sevilla y llegada a París

Nuestro vuelo salía el sábado a las 6 de la mañana. Tocaba madrugar. Queríamos aprovechar el día al máximo así que a las 4 ya estábamos los 21 en el aeropuerto muy nerviosos y súper ilusionados. Imaginaros a once niños esperando coger el avión para nuestro viaje a Disneyland París. Nada más por ver sus caritas en ese momento, aquello merecía la pena.

Escogimos una aerolínea francesa con la que no tuvimos ningún problema. Fue un vuelo de más de dos horas bastante bueno. Llegamos temprano al aeropuerto de Orly. Allí nos esperaba la empresa de traslados. Tres furgonetas nos llevaron hacia París. Tras hacer el cheking en nuestro hotel, comenzamos nuestra ruta por la ‘Ciudad de la Luz’.

Tour por París en un día: la Torre Eiffel, primera parada

Nuestra estancia en París había sido más o menos planeada. No teníamos demasiado tiempo para poder ver una de las ciudades más bonitas del mundo, así que decidimos primero subir a la Torre Eiffel, ya que a los niños les hacía ilusión, y el resto del día dedicarlo a pasear y ver la ciudad.

Con las entradas ya compradas de antemano, allá que nos plantamos todos en la base de la Torre Eiffel para subir por las escaleras, ya que no pudimos conseguir para ese día y a esa hora entradas para el ascensor. Cada uno llegó al nivel que le permitió su estado de forma, por supuesto. Los niños disfrutaron corriendo por las escaleras y más de una madre casi nos dejamos la garganta diciéndoles que fueran despacio. Muchas fotos (sobre todo de los preadolescentes que llevábamos, que no se dejaron atrás ni un selfie) y unas vistas maravillosas en este impresionante símbolo de París.

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París en barco y un paseo por sus calles

Tras hacernos la típica foto a las pies de la Torre Eiffel y en los Jardines del Trocadero, cogimos el ‘Batobus’, un barco que funciona como un autobús y que te permite navegar por el río Sena bajándote y subiéndote en sus nueve paradas, situadas cerca de puntos importantes de la ciudad, tantas veces como desees.

La verdad es que aprovechamos poco el paseo ya que nos bajamos en la parada de Notre Dame, que estaba cerca. Allí vimos por fuera esta impresionante catedral y nos dispusimos a seguir con nuestro camino. El hambre comenzaba a apoderarse de los estómagos de todos, sobre todo, de los más pequeños, así que decidimos parar para comer algo en uno de los famosos bistró.

Continuamos nuestro paseo hasta llegar a la famosa pirámide de cristal que da acceso al Museo del Louvre. Allí descansamos un rato en esa bonita plaza y seguimos nuestro recorrido por los Jardines de las Tullerías, la plaza de la Concordia, con su obelisco, para continuar por los Campos Elíseos.

El cansancio ya empezaba a notarse, por el madrugón que nos habíamos dado. Se nos acababa el día y nos habían quedado muchísimas cosas por ver de la ciudad. Sin embargo, nos sentíamos satisfechos. Nuestra última parada, el Arco del Triunfo. Allí concluía nuestro recorrido turístico. Cena en el MacDonald’s (no teníamos fuerzas para buscar más opciones) y en metro, de vuelta al hotel. Pudimos contemplar a nuestra llegada a la Torre Eiffel de noche, con unas luces brillantes. Es una imagen muy bonita que no debes perderte. Compramos unos souvenirs. Imposible marcharse de allí sin una réplica pequeña de la Torre Eiffel.

El día había sido largo. Esa noche nos despedíamos de París. A los adultos nos supo a poco, pero los niños ya sólo tenían en su mente un pensamiento, Disneyland.

Camino a Disneyland París con la máxima ilusión

Tocaba de nuevo levantarse temprano. Desayuno en el hotel y salida hacia Disneyland París. Las tres furgonetas nos esperaban para llevarnos a nuestro esperado destino. Una hora en coche y ya estábamos en la puerta del Hotel Santa Fe. Sólo hubo tiempo para dejar nuestras maletas y salir corriendo a coger el servicio de autobús que Disney pone de forma gratuita para los huéspedes de sus hoteles.

Nuestra primera impresión al llegar al parque fue de sorpresa y felicidad

Teníamos claro que el primero de nuestros cuatros días en Disneyland París lo íbamos a dedicar al parque Disneyland. Había colas, pero también mucho personal para el acceso, así que entramos rápido. Era la hora en la que Mickey Mouse daba la bienvenida a los recién llegados. La experiencia de entrar por Main Street USA, una calle inspirada en una ciudad norteamericana de principios del siglo XX, es impresionante. Una reproducción perfecta de edificios y tiendas que te hacen sentir estar en otra época. Ese es el objetivo de Disney, que vivas en sus parques experiencias únicas y te sientas como en otro mundo. Con nosotros cumplieron su propósito. Nuestras caras fueron de sorpresa y felicidad cuando vimos de fondo el famoso Castillo de la Bella Durmiente. Por fin estábamos en Disneyland.

Tomamos en la plaza el tren con el que puedes hacer un pequeños recorrido por el parque, para ir abriendo boca. Nada más bajar, tenéis dos opciones: ir por la calle principal, sin perder de vista el Castillo, o recorrer las galerías laterales, que merecen la pena ver por su impresionante decoración con obras de arte y fotografías.

La aplicación de Disneyland París, una gran ayuda

Comenzaba nuestra sesión de fotos con el Castillo, sesión que por supuesto, duró poco. La impaciencia de los más pequeños por probar las atracciones nos hizo posponer este momento para más tarde. No teníamos planificado con mucha rigurosidad lo que íbamos a ver cada día, la verdad. Íbamos improvisando, sobre todo, según lo que veíamos en la aplicación para el móvil de Disneyland París. Nos fue bastante útil ya que nos indicaba los tiempos de espera y los horarios de los espectáculos en tiempo real. Si había alguna atracción que nos llamara la atención y tenía poco tiempo de cola, allá que corríamos. Sí, porque no sé el motivo pero, inconscientemente, si no se va corriendo, se va con paso muy rápido.

No sé cómo, con los nervios del momento, acabamos montados en los Piratas del Caribe. Nuestra primera atracción. Nos encantó todo el ambiente que la envuelve, en penumbra y con la diversión que proporcionan un paseo (bueno, con algún pequeño descenso) en barco por unas cuevas, una guarida pirata y una búsqueda del tesoro.

Nada más salir, el ruido de la música nos dirigió a la plaza que está delante del Castillo. Era la hora de la cabalgata. Impresionantes el vestuario, las canciones y la coreografía de sus bailes. Nos encantó. Imposible no moverte al ritmo de la música.

Un segundo día intenso en nuestro viaje a Disneyland París

La Cabalgata nos dejó un buen sabor de boca. Aprovechamos ya que estábamos allí para hacernos una y mil fotos (solos, con los amigos, con la familia, etc) delante del Castillo. Después, a perdernos un poco en el laberinto de Alicia en el País de las Maravillas. Comimos en un bar de perritos calientes ambientado en el mundo del béisbol, el Casey’s Corner.

Ya por la tarde, dimos unas vueltas en el bonito Carrousel de Lancelot. En esa misma zona, Fantasyland, se encuentra la atracción del Vuelo de Peter Pan, que les gustó, sobre todo a los más pequeños. Nos resultó un poco corta, pero eran bastantes bonitos los decorados que se veían mientras vuelas. Similar, pero de otra temática, fue los Viajes de Pinocho, pero en lugar de naves eran coches de madera.

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Visitamos las galerías del Castillo de la Bella Durmiente y bajamos hacia la guarida del dragón, un lugar que no suele ser visitado demasiado, pero que resulta curioso por las dimensiones del dragón. Muy cerca se encuentra el Pabellón de las Princesas que dejamos para el día siguiente porque se acercaba la hora del espectáculo del Castillo. Nos recomendaron ir muy temprano para coger un buen sitio donde verlo sin que nada te obstaculice la visión. Y llevan razón. Llegamos con tiempo y pudimos verlo sin problemas. Había gente, pero no sentías agobio. Eso sí, a los más pequeños tuvimos que cogerlos en brazos.

La verdad es que es un gran colofón a un día en Disneyland París. El juego de luces, las canciones, la música, los drones y los fuegos artificiales son un gran broche de oro a una jornada en este parque. Es difícil describirlo. Hay que verlo. Nos propusimos que si en los días siguientes terminábamos pronto de ver las atracciones que queríamos, lo volveríamos a disfrutar, cosa que no sucedió. Todavía nos quedaba mucho por ver.

Para finalizar, cenamos en Disney Village, donde el mundo Disney continúa de noche

A pesar de que salimos todo el mundo a la vez, pudimos salir sin aglomeraciones. Ya tocaba cenar y aprovechar nuestra media pensión. Nos acercamos a Disney Village, una zona de ocio y restaurantes que se encuentra ubicada entre la entrada de los dos parques y que se mantiene abierta cuando estos cierran. Cuenta además con cines y tiendas, pero dejamos nuestro paseo por esta zona para otro día y cenamos en New York Style Sandwiches, restaurante de comida rápida. Hoy tocaba disfrutar de las sensaciones de nuestro primer día en Disneyland París. Ya buscaríamos variar nuestro menú en otro momento. Cogimos el bus de vuelta al hotel y a descansar. Fue un día de muchas emociones y muchas ganas de querer verlo todo. Hay que coger fuerzas. Mañana será un nuevo día.

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Este viaje a Disneyland París que os estamos contando es uno de los muchos viajes a los parques Disney que hemos vivido todos los que formamos parte de Tuviajedisney.com, una agencia de viajes especializada en viajes a Disney y con más de 12 años de experiencia en el mundo del turismo. Al hecho de que nos encante visitar los parques temáticos del universo Disney, se une nuestro interés por ofrecer un producto que conozcamos de primera mano para poder hacerles a los clientes las mejores recomendaciones posibles.
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